El origen de la mayoría de las cosas suele ser difuso, sobre todo las de aquellas que tienen una historia que se pierde a través de los siglos. Cuanto más atrás retrocedemos en el tiempo, inexorablemente empieza a aparecer una neblina que difumina las figuras, las fechas, los personajes, los utensilios etc. Respondiendo al título del artículo nos va a ser casi imposible de determinar cuándo, cómo y quién se tomó la primera cerveza en la península ibérica, pero vamos a intentarlo.
Para empezar sabemos mucho tiempo atrás, allá por el neolítico algunos pueblos descubrieron nuevos brebajes que les infirieron fuerza, valentía, alegría y quizás les transportaron a nuevos estados desconocidos. En estos nuevos mundos sus dioses les hablaban y les explicaban los misterios que les rodeaban.
Antes de que Roma conquistase la península ibérica, mucho antes de que los griegos y los fenicios expandieran la vid y el vino por el Mediterráneo las bebidas procedentes de cereales fermentados es decir las antiguas protocervezas ya acompañaban a los pueblos neolíticos, ya fuese para celebrar victorias o para honrar a los muertos.
El neolítico es un periodo que según diferentes partes del mundo puede abarcar desde el año 10000 al 2000 a.C. aunque en la península ibérica podemos acortarlo del 7000 al 3000 a.C.
Hablamos de un extenso periodo de tiempo; una época fundamental y revolucionaria para el ser humano, donde se desarrolló la agricultura y la ganadería, se pasó al sedentarismo, donde se crearon las primeras ciudades, nació la aristocracia, la división de poderes, la guerra, la propiedad, la escritura, el crecimiento de población.
En este contexto de cambio, la alimentación humana se transformo y enriqueció, los cereales tomaron mas peso en la dieta y esto se tradujo en un descenso de la mortalidad lo que permitió la evolución hacia las bases de nuestra civilización.
En otro artículo nos ocuparemos de la teoría bautizada como “Beer Bang Theory” en la que el Dr. Bryan Hayden que viene a decir que la cerveza y los banquetes fueron una de las causas del progreso y expansión de la cultura neolítica, ahí es nada.
Pero regresemos al caso que nos ocupa;
Aunque los estudios más recientes datan el origen de la cerveza en Israel hace aproximadamente 13.000 años. (Investigadores de la Universidad de Stanford hallaron residuos de la producción de alcohol, a partir de la transformación de cereales, en una cueva próxima a la ciudad de Haifa. Actualmente no se conocen restos más antiguos). Nosotros vamos a situarnos un poco más adelante.
En 1978 en Begues, un pequeño pueblo cerca de Barcelona se descubrió un hallazgo sorprendente; Se halló uno de los yacimientos prehistóricos más importantes de la costa occidental mediterránea; una cueva donde habitaron seres humanos en la época neolítica.
El yacimiento ha aportado una gran cantidad de restos arqueológicos correspondientes a varias épocas. La cueva disponía de una magnífica disponibilidad de agua, un elemento esencial tanto para el cultivo y la ganadería como para la caza, la pesca y la recolección.
A través de las diferentes campañas de estudio arqueológico, en el año 1999 se encontraron diversas evidencias que demuestran la práctica del procesado, elaboración y consumo de cerveza durante los inicios del neolítico medio, en una datación aproximada de 4.300 a.C. hecho que la sitúa como la cerveza más antigua de Europa.
En concreto se encontraron silos para almacenar granos de cereales, también se hallaron restos de cebada tostada en un molino de piedra manual, así como vasijas de ajuar funerario con restos de cebada malteada que datan de hace unos 6.300 años.
Cuando hablamos de protocervezas es porque aquellas cervezas primigenias eran muy distintas a las que nos tomamos hoy en día.
Seguramente fuesen algo más parecido a una sopa caliente espesa y fermentada en la que se mezclaban cereales y frutos para favorecer la aparición y la acción de la levadura, y no se bebía como un simple refresco sino con objetivo de embriagarse dentro de determinados rituales, especialmente de carácter funerario, algo que conseguían a pesar de su baja graduación (3 o 4 grados), debido a su poca costumbre de beber alcohol.
Los cereales malteados se molían entre piedras y se ponían en vasijas con agua, junto a miel y bayas silvestres que potenciaban el sabor y la fermentación alcohólica. Aquella cerveza era mucho más densa que las actuales; sería un alimento más parecido a unas gachas. Se elaboraban con cebada o trigo, por regla general, tenían mucha espuma, poco gas y a menudo se consumían con miel. Serian mas turbias con más posos y no utilizaban lúpulo sino miel, frutos o bayas o algunas hierbas locales como la artemisa que encontraban a mano en los alrededores.
Seguramente era bastante habitual que se enterrara a la gente con cerveza y que se la hubieran bebido la mayoría de los asistentes al velatorio. Los restos de comida encontrados junto al cadáver también debían formar parte del ritual, comida que se compartieron los vivos y el muerto. Es el último almuerzo o cena que se le da al finado para que pueda ir a la nueva vida bien provisto.
Por los elementos de molino hallados, se sabe que esta cebada se ha malteado, que se ha tostado y que se ha molido con lo que ya tenemos la base para hacer cerveza. Finalmente, con el hallazgo de unas jarras se confirma que este jugo de cebada ha fermentado y se ha convertido en cerveza.
Por lo que podemos afirmar que hasta el momento y permiendonos la licencia, en Europa las primeras cañas se las tomaron un grupo de habitantes del Neolítico cerca de Barcelona hace, por lo menos, 6400 años.
Salud y birras