Al igual que Santa Claus o San Valentín, la vida e historia de San Patricio está muy transformada llena de suposiciones, leyendas, mitos y algún que otro dato real, una historia que intentara relatar el tránsito de como el hijo de un funcionario romano en la bretaña del siglo V se convirtió el patrón de Irlanda y algún que otro lugar y en un personaje por el cual se brinda con cervezas en medio mundo.
Estamos hablando de San Patricio que para empezar con las sorpresas diremos que ni era irlandés… ni se llamaba Patricio.
Tanto su fecha como su lugar de nacimiento son difíciles de determinar. Su nombre de nacimiento era Maewyn Succat nació sobre el año 387 en el seno de una familia cristiana acomodada. Su padre se llamaba Calpurnio, un diacono cristiano que también era decurión (una figura poderosa a nivel local, un cargo militar que además de poseer tierras disponía de servicio) según sus propios escritos nació en un pequeño asentamiento cercana al Vicus de Bannavern Taberniae, probablemente se tratase de una de las pequeñas poblaciones cercanas al muro de Adriano.

Según cuenta en su “confessio” cuando tenía unos 16 años fue hecho prisionero durante una incursión de piratas escotos que destruyeron también la casa familiar. Fue vendido en Irlanda como esclavo y durante seis años sirvió de pastor para su nuevo amo. Este era un trabajo extremadamente duro, a merced de las inclemencias del tiempo y la mayor parte del tiempo en completa soledad. Empezó a rezar y su fe fue aumentando día a día.
Según cuenta el mismo “Me levantaba antes del alba, en la nieve, el frío, la lluvia y sin embargo no sentía dolor, ni tampoco era perezoso. Para ese entonces el espíritu de Dios me daba calor.» Así continuo hasta que una noche recibió un mensaje en un sueño. Una voz le habló y le dijo, «Tu ayuno fue recompensado. Te irás a casa. Mira, tu barco está listo.» Patricio de inmediato escapó hacia el mar, caminó como un esclavo fugitivo más de 200 millas hacia la costa. Logro volver a la casa familiar donde fue muy bien recibido.
Paso un tiempo allí pero no se adaptó bien a su anterior y fácil vida con lo que después de un nuevo sueño volvió a partir. Patricio dejó a su familia, en contra de sus protestas y viajó a Gaul donde después de años de estudio, fue ordenado obispo en Auxerre.
Decidió volver a Irlanda, donde no fue bienvenido. San Patricio no fue el primer misionero en Irlanda ni tampoco esta era una tierra pagana salvaje. Paladio fue el primer predicador cristiano en Irlanda y el primer obispo. Ya existían cristianos en Irlanda a la llegada de Patricio y eran comunidades cristianas bien establecidas.
Patricio no introdujo el cristianismo en la isla más bien, lo hizo popular de acuerdo con la leyenda, él fomentó su crecimiento. Comenzó a predicar y empezaron a surgir las leyendas, los milagros como el de la colina de Slane o el vencimiento de los druidas en la corte del rey Laoghaire.
En la isla, peregrinó predicando el catolicismo, construyendo iglesias y ganando cada vez más popularidad, predicó el Evangelio en Irlanda con éxito en una tierra totalmente dividida en clanes, entre los que no faltaba rivalidad, y que espiritualmente obedecía a los druidas.
De hecho, ya se bebía cerveza en su época y anteriormente. Los celtas y los germanos, hacia el 300 a. C. bebían fermentados de cebada. La cerveza era la bebida sagrada de estas tribus porque salía de la espuma del Dios Lug.
Patricio se convirtió en un irlandés más. Los monasterios que San Patricio fundó o que alentó se convirtieron en centros de alfabetización. El actual patrón de Irlanda acabó sus días siendo obispo y falleció un 17 de marzo del año 461 que es la fecha que hoy en día se conmemora.
Uno de los grandes iconos de Irlanda es el trébol de tres hojas (Irish Shamrock). Si lo vemos en carteles, vídeos y desfiles de este día tan “globalmente irlandés” es porque lo utilizaba el propio San Patricio para explicar con sus tres hojas la existencia de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es una metáfora de la evangelización que tuvo la isla en los últimos resquicios del Imperio Romano. En su lenguaje sencillo para evangelizar, solía explicar que, así como las tres hojitas de un trébol hacen una hoja, de igual modo el Padre, Hijo y Espíritu Santo forman un solo Dios verdadero.

El fondo religioso de la festividad dominó el Día de San Patricio durante siglos. De hecho, se convirtió en un día festivo cristiano durante el siglo XVII.
En la actualidad sirve, principalmente, para exacerbar la nación irlandesa y, de paso, invadir los bares. Este nuevo ‘uso’ para el 17 de marzo se lo debemos entre otros a James O’Mara, un empresario y político irlandés que propuso el día de San Patricio como fiesta nacional de Irlanda en 1903, un proyecto que prosperó en el Parlamento británico, cuando Londres aún dominaba la totalidad de la isla. Por ello se promulgó una ley que obligaba a cerrar todos los pubs durante ese día.
Oficialmente la primera celebración del día de San Patricio tuvo lugar, en 1737, en Boston o 1766 en Nueva York mucho antes que el primer desfile en Irlanda, en 1931. Aunque El origen de las celebraciones en honor a San Patricio podría rastrearse hasta una colonia española en América del Norte, específicamente el fuerte de San Agustín, ubicado en la Florida Española. Según El Washington Post se han descubierto antiguos documentos españoles que indican que el 17 de marzo de 1600, el vicario irlandés de la colonia, Richard Arthur, organizó un desfile en honor a San Patricio, con el objetivo de pedir una buena cosecha de maíz. Poco tiempo después, en 1601, la celebración evolucionó hacia una procesión. Sin embargo, no fue hasta 1631 cuando la Iglesia fijó oficialmente el 17 de marzo como la fiesta de San Patricio.
Siguiendo por estos lares podemos decir que San Patricio es el patrón de Irlanda y de Murcia, Si acho pijo en España es patrón de la ciudad de Murcia y su antiguo reino, debido a que la reconquista de estos territorios se produjo el día de la festividad del santo del año 1452, tras la victoria obtenida por las tropas cristianas de Juan II de Castilla en la batalla de los Alporchones.
Según algunos estudiosos, el color verde sólo se asoció a Irlanda y al día de San Patricio durante la rebelión irlandesa de 1798. Antes de eso, Irlanda era conocida por el color azul, ya que ocupaba un lugar destacado en la corte real y en las antiguas banderas irlandesas. Sin embargo, durante la rebelión contra Gran Bretaña, los soldados irlandeses eligieron el color verde (el color que más contrastaba con los uniformes rojos británicos) y cantaron «The Wearing of the Green». Esto estableció firmemente el vínculo entre Irlanda y el color verde.

Dado que en el origen de esta celebración las prácticas religiosas eran un poco más estrictas que ahora, los 17 de marzo día de San Patricio, los católicos irlandeses se encontraban en plena época de Cuaresma.
Recordemos que la Cuaresma son los 40 días previos a la Pascua cristiana que van desde el miércoles de Cenizas hasta el domingo de resurrección. Durante este período de cuarenta días muchos católicos realizan ayunos o restricciones en sus comidas y especialmente en el consumo de bebidas alcohólicas. Sin embargo, se les permite romper este ayuno durante las celebraciones del día de San Patricio. Esta es una de las causas por las cuales, en sus orígenes, dicha jornada se asoció con el consumo excesivo de bebidas alcohólicas, especialmente cerveza.

El marketing y las ganas de fiesta han hecho el resto hasta convertirla en una celebración mundial. Las ventas de la cerveza Guinness se disparan en el día de San Patricio. El promedio son 5,5 millones de pintas de cerveza negra en el mundo por día. Ese día, esa cifra casi se triplica con un consumo de 13 millones de pintas de Guinness consumidas.
Hasta aquí un pequeño resumen de como un joven adolescente en algún lugar de Gran Bretaña llego a convertirse en el Patrón de Irlanda y de cómo su celebración paso de fiesta religiosa a acontecimiento nacionalista y de ahí a celebración mundial. Con lo que solo podemos decir Slainté y que viva San Patricio y la madre que le pario.
Salud y birras