I think this would be a good time for a beer (Creo que este sería un buen momento para tomar una cerveza)
Estas son las palabras que según los testigos pronuncio el 32º presidente de los EEUU Franklin D. Roosevelt, justo después de la derogación de la ley seca.
Esta famosa ley, se inició hace 100 años; el 17 de enero de 1920 después de una victoria legislativa sin precedentes históricos. Hablamos de la ley seca
Durante más de un siglo los estadounidenses discutirían ferozmente sobre qué hacer con el viejo problema del alcoholismo. Estos debates acabarían en una enmienda a la constitución de Estados Unidos, que hizo que un minoritario grupo de ciudadanos poseído de las mejores intenciones, lograra que se impusiera la prohibición de consumir alcohol.
Estos grupos, procedentes en su mayoría de iglesias protestantes, propugnaban la prohibición de las bebidas alcohólicas como forma de salvaguardar la virtud de las mujeres y la felicidad de las familias. A ellos se le fueron añadiendo otros colectivos como los metodistas, los puritanos y bastantes asociaciones tanto republicanas como progresistas, que a lo largo del tiempo fueron creando un lobby con un único objetivo final, la abolición total y por ley del alcohol.
La ley pretendía erradica un mal y que en vez de eso, convirtió a millones de ciudadanos que respetaban la ley, en transgresores de la misma.
La ley seca enfrentaría a la gente del campo contra la de la ciudad, a los autóctonos contra los recién llegados, a los protestantes contra los católicos, haría que se cuestionara cuál es la función del Gobierno, los derechos y las responsabilidades individuales, los medios, los fines y las consecuencias involuntarias y sobre quién era y quien no un verdadero estadounidense.
En EEUU prácticamente toda la Constitución ampliaba las libertades humanas, excepto la ley seca que las limitaba.
La ley seca o Prohibition, entendida como la prohibición de la manufactura, venta y transporte de bebidas alcohólicas, ya fuera para importarlo o exportarlo, estuvo vigente en los Estados Unidos entre 17 de enero de 1920 y el 6 de diciembre de 1933. Fue establecida por la Enmienda XVIII a la Constitución de los Estados Unidos y derogada por la Enmienda XXI.
Durante todo el final del siglo XIX y principios del XX esta lucha legislativa se fue presentando en numerosos condados y estados de la unión, con prohibiciones locales, con enmiendas, con luchas entre iglesias y cerveceras, entre taberneros y asociaciones radicales.
Una lucha que se decantó para el lado abolicionista como una de las consecuencias de la entrada de la guerra de EEUU en la primera guerra mundial.
Una lucha con personajes fascinantes como el congresista luterano por Minnesota Andrew J. Volstead a quien se le atribuye esta famosa declaración pronunciada el 17 de enero de 1920 que constata su carácter abstemio y reafirma sus fuertes convicciones respecto a las bebidas alcohólicas:
“Esta noche, un minuto después de las doce, nacerá una nueva nación. El demonio de la bebida hace testamento. Se inicia una era de ideas claras y limpios modales. Los barrios bajos serán pronto cosa del pasado. Las cárceles y correccionales quedarán vacíos; los transformaremos en graneros y fábricas. Todos los hombres volverán a caminar erguidos, sonreirán todas las mujeres y reirán todos los niños. Se cerraron para siempre las puertas del infierno.”
Otros personajes como Wayne Wheeler, la liga anti-Salón, el movimiento por la templanza, Carrie Nation, Josephus Daniels, el grupo de cerveceras encabezados por Adolpus Busch de Budweiser, el grupo de gánsteres del cual el más conocido es Alfonso Capone o el presidente que pronunció la famosa frase con la que iniciábamos el artículo; Franklin Delano Roosvelt quien por ella ya se merece estar en nuestra sección de personajes cerveceros históricos.
Un fascinante coctel de personajes que intentaremos ir descubriendo poco a poco en el blog
En 1917 el Congreso aprobó una resolución a favor de una enmienda a la Constitución de los Estados Unidos (la Enmienda XVIII) que prohibía la venta, importación, exportación, fabricación y el transporte de bebidas alcohólicas en todo el territorio de Estados Unidos.
En enero de 1919 la enmienda fue ratificada por 36 de los 48 estados de la Unión, siendo susceptible de imponerse como ley federal (aplicable a todos los Estados). En octubre del mismo año, se aprobó finalmente la ley Volstead, que implementaba la prohibición dictaminada por la Enmienda XVIII.
La ley no produjo los positivos efectos que buscaba; Produjo división y descontento social, no erradicó el consumo de alcohol y además produjo una sofisticación enorme del crimen organizado.
La ley seca generó enormes fondos que luego fueron reinvertidos en otras formas criminales a gran escala, como el juego, la prostitución, la extorsión laboral y el tráfico de drogas. Quería “purificar” el país y acabó provocando, en gran medida, el despegue definitivo de las mafias en Estados Unidos.
El 21 de marzo de 1933 Roosevelt firmó el Acta Cullen-Harrison que legalizaba la venta de cerveza que tuviera hasta 3,2 % de alcohol y la venta de vino, siendo aplicable a partir del 7 de abril de ese mismo año, derogando la ley Volstead.
La enmienda XXI es la única enmienda que anula una enmienda previa existente. El primer estado en ratificar fue Michigan el 10 de abril de 1933. Colorado ratificó la enmienda el 26 de septiembre de 1933, y Utah fue el último estado en ratificar el 5 de diciembre de 1933, fue ratificada el 5 de diciembre de 1933 por el Senado de Estados Unidos. Algunos celebran ese día como el día de la revocación, fue entonces cuando Franklin D. Roosevelt pronunció la famosa frase.
La historia nos demuestra que cuando el Estado intenta imponer un concepto concreto de moral, suele fracasar por muy buenas que sean sus intenciones.
Es una historia fascinante con muchas aristas y microhistorias. Así que como dijo Roosevelt Creo que este sería un buen momento para tomar una cerveza y brindar con un gran Salud y Birras.